Blood and harmony: The Louvin Brothers
Ascendieron a lo más alto e implosionaron, víctimas de sí mismos y de una industria que no supo gestionarlos bien. Una lucha de gigantes en la que el mismísimo Satanás está involucrado.
Charlie Loudermilk (1927-2011) y su hermano mayor Ira (1924-1965) crecieron recogiendo algodón en Sand Mountain, Alabama. Era la profesión de su padre, Colonel Loudermilk, por lo que, mientras no hubiese alternativa, los cuatro varones de sus siete retoños seguirían el mismo camino. En la década de los años 30 no había demasiadas opciones cuando el dinero escaseaba.
Pero antes de tener edad para ponerse a trabajar en el algodón, los dos hermanos pasaban la mayor parte del día con su madre, Georgie, ayudándole con las tareas de casa mientras ella cantaba viejos himnos religiosos traídos del viejo continente. Es en este momento cuando descubren que sus voces encajan. No saben por qué ni cómo, pero funcionan.
Seguramente la genética sea el factor decisivo aquí. Y que ambos hermanos se llevaban apenas tres años, por lo que sus voces se estaban desarrollando casi a la par. Se conocen, se buscan y se complementan. Armonizan y se sincronizan de forma natural. Esto es lo que se llegará a conocer como blood harmony.
Sus padres no tardaron en reconocer este talento, ya que Colonel tocaba el banjo, y Georgie organizaba reuniones en las que cantaban un estilo tradicional de los Apalaches llamado Sacred Harp (hacedme caso y buscadlo. O, mejor no, y os lo cuento en otro post). Como era de esperar, animaron a sus hijos para cantar para vecinos y amigos, pero eran tan tímidos que, al principio, cantaban desde debajo de una cama.
Fue en esos círculos donde los hermanos comenzaron a dominar sus voces, siempre juntos. Y después llegó el Grand Ole Opry. Siendo ya adolescentes, cada sábado noche corrían a la casa de los vecinos a escuchar el programa. El día que escucharon a Roy Acuff (¿os acordáis?), decidieron que ellos podrían hacerlo incluso mejor. Iban a dejar atrás el algodón y formar un grupo. Estaba decidido. Charlie aprendió a tocar la guitarra, y Ira la mandolina.
The Louvin Brothers
Tras algunos años dándose a conocer en programas de radio locales y conciertos aquí y allá, llega 1945 y la Segunda Guerra Mundial. Por supuesto, ambos son llamados a filas; primero Ira, y después Charlie. A su regreso, retoman su carrera musical, ya como The Louvin Brothers, y se mudan a Memphis. El apellido Loudermilk les parecía demasiado complicado para el público.
A lo largo de la siguiente década, los hermanos siguen trabajando en su sueño, aunque sin demasiada suerte. Contratos fallidos, poco dinero y actuaciones que no salen como esperaban. Su objetivo de tocar en el Grand Ole Opry seguía en el horizonte, pero no acababa de llegar. Lo intentan, pero son rechazados una y otra vez. En una ocasión, Ira estalla en medio de una actuación porque su mandolina se desafinaba constantemente, y la destroza contra el escenario. Hoy en día: actitud de rockstar. Por aquel entonces: el comienzo de una reputación no del todo favorable.
Pero por fin llega Capitol Records y la oferta para grabar un disco. Y el primer cheque en el correo, por 600 dólares. Se quedaron tan en shock que pensaron que era un error y llamaron a la discográfica para intentar devolverlo.
Cuando todo parece que despega, otro contratiempo: la guerra de Korea, para la que Charlie es reclutado. Otros 10 meses de espera hasta su vuelta. Nos plantamos en 1953 pero, por suerte, el contrato con Capitol seguía en pie, y por fin The Louvin Brothers son tomados en serio. Además, su repertorio durante todos estos años no ha hecho más que crecer, con decenas de singles sonando en varias emisoras.
Grand Ole Opry
Cuando ya pensaban que estaban listos para el Grand Ole Opry, su meca, descubren que hay otro dúo tocando sus canciones. Y, como ellos llevaban algunos meses apartados de los escenarios (recordemos, en esta época todo sucedía en la radio, por lo que casi nadie sabía qué aspecto tenían), cada vez que actuaban el público pensaba que ELLOS eran los que tocaban las canciones de otros. Contentos no deberían estar, sobre todo Ira. Quedaban pocas balas en su recámara, y aún por encima otros se estaban llevando los méritos de su trabajo.
De todas formas, en febrero de 1955 llega la gran oportunidad: una actuación el viernes en el programa New Opry y, si todo iba bien, un hueco en el gran show del sábado noche. Roy Acuff, el artista favorito de los hermanos, los introduce en el Grand Ole Opry. Todo un éxito. Se mudan a Nashville, ya como miembros oficiales del Opry, y se dedican -por fin- enteramente a la música. Lo habían conseguido y, ahora, ya solo quedaba mantenerse.
El precio del éxito
Recordemos que Ira y Charlie aprendieron a cantar con los himnos que le enseñaba su madre. Himnos, principalmente, religiosos. La mayor parte de sus canciones eran bastante cristianas, algo que hasta ahora no había importado demasiado debido a lo buenas que eran y que, para qué negarlo, el público del country ha sido siempre bastante conservador. No obstante, las letras a menudo eran demasiado religiosas para el público de los honky tonks, y su música demasiado honky tonk para el público cristiano. Esa extraña posición les hizo querer expandir su repertorio con canciones más seculares, a pesar de que su contrato con Capitol se lo prohibía. Habían sido contratados expresamente como dúo de gospel.
Así surge “When I Stop Dreaming”, un tema que llegaría a ser muy conocido y versionado por artistas como Hank Jr., George Jones y Tammy Wynette, Roy Orbison o Dolly Parton. Con “I don’t Believe You’ve Met My Baby”, llegan a número 1 de las listas de country por primera vez. Y con “Born Again” Ken Nelson, director de la división de country de Capitol Records, se queda tan impresionado que decide ignorar la cláusula del contrato que les impedía hacer música secular.
Ahora bien, ¿os acordáis de aquel incidente de Ira con la mandolina? Aunque no he entrado en detalles, a lo largo de todo este tiempo hubo algunos otros momentos tensos entre los hermanos, debidos sobre todo a su frustración por haber rozado tantas veces sus objetivos, sin llegar a lograrlos. Y digo “tensos” por decir algo. La verdad es que, a menudo, acababan a puñetazos. En su biografía, Charlie lo achaca a que Ira solía recibir las peores palizas por parte de su padre.
Lo cierto es que Ira era una persona extremadamente sensible a las críticas y al rechazo, y muy inseguro. Trabajar con él en el estudio no era nada sencillo. Además, era alcohólico. Sus problemas familiares (violencia doméstica, pobreza…) no habían hecho más que empeorar durante todo este tiempo.
Otra fuente de frustración era su relación con Dios. Hasta el momento, los temas religiosos que Ira componían eran intensos y poderosos. No obstante, su fe empezaba a tambalearse, y eso lo hacía más irritable todavía. Y entonces llegó ‘Satan Is Real’ (1959).
Satanás llama a la puerta
El primer track del disco representa un sermón en una “pequeña iglesia de campo”. El cura está hablando del poder del Señor cuando es interrumpido por uno de sus parroquianos, que le dice: “Predicador, ¡cuénteles que Satanás también es real! ¡Puedes escucharlo en las canciones que alaban a los ídolos y a los pecados de este mundo! ¡Puedes verlo en la destrucción de los hogares, destrozados! Sé que Satanás es real…”
La impactante portada fue idea de Ira, que se empeñó en llevar a cabo esta idea construyendo un muñeco colocándolo sobre ruedas y prendiéndole fuego. Aparece en todas las listas de “las peores portadas de la historia”. A mí, si me preguntáis, me parece absolutamente impresionante. Este disco define bastante bien el momento en que ambos se encontraban, en el pico de una carrera construida sobre unas piezas que, poco a poco, empezaban a tambalearse. La balanza comenzaba a inclinarse hacia el lado del mal.
Aunque este no fue el último lanzamiento oficial de The Louvin Brothers, sí se puede considerar como tal. Tenían tanto material grabado que aún saldría una referencia más con Capitol antes de que la banda se disolviese.
Los problemas de Ira ya eran tan graves que, después de que su mujer le disparase (él había intentado ahorcarla con el cable del teléfono, así que, si me preguntáis, los disparos estaban justificados) y el período de recuperación que eso requirió, el dúo nunca se recuperó y se separaron oficialmente dos años después.
Ira volvió a Sand Mountain para intentar encauzar su vida. Renegó de la música, decidido a convertirse en pastor. Además, trabajaba como luthier y fabricaba instrumentos. Talento no le faltaba, pero la vida en la carretera había minado poco a poco su personalidad. No obstante, tras algunos meses de descanso, había mejorado mucho y recuperado la fe y descubierto que esa era su verdadera llamada. Junto a su cuarta mujer, Anne, se estableció en una granja e intentó dejar el alcohol. A pesar de sus desencuentros, Charlie nunca lo abandonó y mantuvieron una relación bastante buena. Que Charlie continuase con una carrera musical en solitario bastante exitosa hizo que Ira, con el tiempo y ya mucho mejor de salud, se plantease volver al dúo. No obstante, y de nuevo cuando parecía que todo iba a mejor, en 1965, Ira y su mujer Anne fallecen en un trágico accidente de tráfico.
Quién sabe qué podría haber sido de The Louvin Brothers si este accidente no hubiese sucedido, con un Ira recuperado y un Charlie encabezando las listas de éxito en solitario. La vuelta de los Louvin Brothers podría haber sido espectacular.
Su influencia en la música country es innegable. He dejado fuera muchos discos y canciones que merecería la pena comentar porque no quiero que me odiéis todavía por secuestraros aquí todo el domingo. También muchas anécdotas, idas y venidas en el mundo discográfico que sin duda contribuyeron a que su carrera fuese la que fue. Podéis encontrarlas en la biografía de Charlie Louvin, Satan Is Real: The Ballad of the Louvin Brothers y el documental The Louvin Brothers: Insured Beyond The Grave, mis dos fuentes principales para este artículo.
Posdata
Blood harmony es un término que se ha utilizado con otros artistas, como por ejemplo The Everly Brothers, contemporáneos de los Louvin. Con una carrera mucho más larga e influyente en estilos mayoritarios como el rock o el rockabilly, tiene sentido que sean más reconocidos. No obstante, la historia del country no habría sido la misma de no haber sido por estos hermanos de Sand Mountain.